

El Parlamento Europeo acaba de dar luz verde a los criterios que serán tenidos en cuenta para determinar qué actividades económicas son sostenibles desde el punto de vista ambiental y social en el marco comunitario. Esto es, ha aprobado la denominada «taxonomía», con la que se persigue evitar el blanqueo ecológico (greenwashing) y favorecer inversiones en actividades que estén alineadas con el Acuerdo de París y contribuyan a avanzar en la transición ecológica y el cumplimiento del nuevo Pacto Verde Europeo (European Green Deal).
Según las nuevas reglas, deben tenerse en cuenta si una actividad contribuye significativamente a uno o más de uno de los siguientes objetivos para determinar si es o no sostenible, y, además, comprobar que no daña de forma importante a ninguno de ellos.
- Mitigación y adaptación al cambio climático.
- Uso sostenible y protección del agua y los recursos marinos.
- Transición a una economía circular, incluida la prevención de residuos y el aumento de la absorción de materias primas secundarias.
- Prevención y control de la contaminación.
- Protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.
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