CAPITAL NATURAL

Existen varias clases reconocidas de capital: humano, social y relacional, manufacturado, financiero e intelectual. El capital natural es la forma de capital que soporta a todas las demás y hace posible el desarrollo de economías y sociedades prósperas. En última instancia, las organizaciones deben comprender las formas en que impactan y dependen de todos los capitales para tomar decisiones verdaderamente informadas que beneficien a las sociedades y al mundo natural, además de a los negocios y las economías.

 

El capital natural es otro término para referirse al inventario de recursos naturales  renovables y no renovables (por ejemplo, plantas, animales, aire, agua, suelo, minerales) que, combinados, proveen beneficios a las personas.

 

Todas las empresas necesitan al capital natural para continuar operando y contribuyendo al desarrollo económico y al bienestar social. Sin embargo, estamos llevando la salud del capital natural a niveles por debajo de lo necesario para que pueda seguir proporcionando apoyo.

¿Por qué apoyar la conservación y mejora del capital natural?

El marco económico y social actual está demandando cambios y replanteamientos sobre el modo de entender la prosperidad y el desarrollo. Los compromisos globales adoptados con la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre cambio climático han establecido la senda que no solo gobiernos, sino todos los agentes económicos y sociales del mundo deben seguir para cumplir el rol que les corresponde y compartir responsabilidades que ayuden a garantizar un desarrollo sostenible, bajo en carbono, justo e igualitario para todos.

 

El capital natural es la esencia misma que hace posible el desarrollo y que garantiza la continuidad de la actividad económica y del bienestar de todos. Valorarlo es determinante para poder medirlo. Solo reconociendo su valor se podrán adoptar las decisiones de gestión necesarias para avanzar en la consecución de los objetivos comprometidos a escala global.

 

La relación entre las empresas y la biodiversidad gana importancia con el paso del tiempo, ya que el acceso a los recursos naturales es cada vez menos seguro.

 

La apuesta por el desarrollo sostenible y la protección de la biodiversidad y de los servicios de los ecosistemas representa una gran oportunidad comercial.

 

Los consumidores  son más conscientes de los problemas medioambientales y demandan productos sostenibles, hecho que las empresas no deben pasar por alto en sus modelos de negocio, decisiones, fuentes y métodos de producción.

 

Gestionar el capital natural  es una forma de gestionar el riesgo.

 

Las empresas tienen un papel clave en las decisiones en las que está en juego la valoración y protección del capital natural y su acción marcará los cambios, reformas y pasos necesarios para impulsar una economía responsable con el uso de los recursos naturales.

Protocolo del Capital Natural

El concepto capital natural no es nuevo. Fue empleado por primera vez en 1973 por el economista británico Ernst Friedrich Schumacher en su libro Small is Beautiful,  como una metáfora para expresar un defecto fundamental en el tratamiento de la naturaleza en el modelo económico moderno. Más recientemente, esta formulación ha sido recogida por científicos, economistas y políticos. En junio de 2012, en la cumbre de la Naciones Unidas por la sostenibilidad del planeta Río+20 fue cuando alcanzó su mayor desarrollo y repercusión mundial con la firma de la Natural Capital Declaration (NCD). En julio de 2016, ganó aún mayor notoriedad gracias al lanzamiento del Natural Capital Protocol  (Protocolo del Capital Natural) por parte deNatural Capital Coalition.

 

Si el texto acordado en la Cumbre de Río+20 abogaba por la necesidad de incluir las consideraciones del capital natural en el mundo financiero y empresarial, la publicación del Protocolo del Capital Natural estableció un marco internacional estandarizado para que las organizaciones identifiquen, midan y evalúen sus impactos (directos e indirectos) y dependencias del capital natural y de los ecosistemas que se derivan de él.