La degradación del suelo será la principal causa de pérdida de especies y migración de personas en 2050

Informe global sobre la degradación del suelo de IPBES

La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) ha publicado el Informe global evaluación sobre la degradación y restauración del suelo. En él, se alerta de que el deterioro del suelo a escala mundial es crítico actualmente y será la causa principal de la pérdida de especies y factor de la migración de millones de personas para el año 2050.

Esta evaluación a escala global aborda la totalidad de los ecosistemas terrestres, entre ellos el suelo, y también cubre los ecosistemas acuáticos rodeados y alimentados por tierra, tales como ríos y lagos. En sus páginas, se advierte de que la rápida expansión y la gestión no sostenible de las tierras de cultivo y de pastoreo es el factor directo global de degradación del suelo más extenso, causante de la pérdida significativa de la diversidad biológica y servicios de los ecosistemas. Estas pérdidas representaron en 2010 un 10 % del PIB mundial.

«Con impactos negativos sobre el bienestar de por lo menos 3200 millones de personas, la degradación de la superficie terrestre de la Tierra como consecuencia de la actividad humana está empujando al planeta hacia la sexta extinción masiva de especies», según el profesor Robert Scholes (Sudáfrica), copresidente de la evaluación con el doctor Luca Montanarella (Italia). Este último subraya que los humedales han sido particularmente castigados. «Desde el inicio de la era moderna, hemos visto pérdidas del 87 % en áreas de humedales, con el 54 % perdido desde el año 1900».

Según los autores, la degradación del suelo se manifiesta de muchas maneras: abandono de tierras, disminución de poblaciones de especies silvestres, pérdida de suelo y salud del suelo, praderas y agua dulce, así como la deforestación.

 

Principales impulsores

Los factores subyacentes que impulsan la degradación del suelo son los estilos de vida de alto consumo en las economías más desarrolladas, combinados con el aumento del consumo en las economías menos desarrolladas y emergentes. El consumo per cápita alto y en aumento, intensificado por el crecimiento continuo de la población en muchas partes del mundo, puede llevar a niveles insostenibles de expansión agrícola, extracción mineral y de recursos naturales y urbanización, generalmente ocasionando mayores niveles de degradación del suelo.

  • En 2014, más de 1500 millones de hectáreas de ecosistemas naturales habían sido convertidas a tierras de cultivo.
  • Menos del 25 % de la superficie terrestre de la Tierra ha escapado de los impactos sustanciales de la actividad humana y los expertos de IPBES calculan que, para 2050, este porcentaje se habrá reducido a menos del 10 %.
  • Las tierras de cultivo y de pastoreo cubren más de un tercio de la superficie del planeta, con desmonte reciente de hábitats nativos que incluye bosques, pastizales y humedales, concentrados en algunos de los ecosistemas más ricos en especies del planeta.
  • La creciente demanda de alimentos y biocombustibles probablemente llevará al aumento continuo de aportes químicos y de nutrientes y a un cambio hacia los sistemas industrializados de producción de ganado. Se prevé que el uso de pesticidas y fertilizantes se duplicará hacia el año 2050.

Los expertos recomiendan avanzar para evitar la mayor expansión agrícola en hábitats nativos, lo que puede lograrse a través de aumentos de los rendimientos de las tierras de cultivo existentes; cambios hacia dietas que degraden menos el suelo, como las de alimentos basados más en plantas y menos en proteínas animales de fuentes no sostenibles y reducciones en pérdidas y desperdicios de alimentos.

 

Cambio climático

La degradación del suelo es una de las principales causas del cambio climático; solo la deforestación es responsable de alrededor del 10 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por actividades humanas. Otro gran factor del cambio climático ha sido la liberación de carbono que anteriormente estaba almacenado en el suelo. En este sentido, la degradación del suelo entre los años 2000 y 2009 ha sido responsable de las emisiones globales anuales de hasta 4400 millones de toneladas de CO2.

«Dada la importancia que tienen las funciones del suelo de absorción y almacenamiento del carbono, evitar, reducir y revertir la degradación del suelo podría proveer más de un tercio de las actividades de mitigación de GEI más rentables necesarias para el año 2030, para mantener el calentamiento global debajo del umbral de 2 °C que se fijó como objetivo en el Acuerdo de París sobre cambio climático, aumentar la seguridad alimentaria y del agua, y contribuir a evitar el conflicto y la migración», informan los expertos de IPBES. 

 

Metas de Aichi y ODS

Metas de Aichi y ODS

El documento también enfatiza los desafíos que plantea la degradación del suelo, y la importancia de su restauración, para los objetivos internacionales clave de desarrollo, incluidas las Metas de Aichi para la Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. «El mayor valor de la evaluación es la evidencia que brinda a las personas responsables de tomar decisiones en el gobierno, empresas, ámbito académico e incluso a nivel de las comunidades locales», defiende la doctora Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de IPBES. «Con mejor información, respaldada por el consenso de los expertos destacados a nivel mundial, todos podemos hacer mejores elecciones para acciones más efectivas».

Oportunidades de impulsar la acción

Entre las oportunidades para acelerar la acción identificadas en el informe incluyen:

  • Mejorar el monitoreo, los sistemas de verificación y datos de partida.
  • Coordinar la política entre los distintos ministerios para alentar simultáneamente prácticas de consumo y la producción más sostenible de productos básicos provenientes de la tierra.
  • Eliminar los «incentivos perversos» que promueven la degradación del suelo y promover incentivos positivos que recompensen la gestión sostenible del suelo.
  • Integrar las agendas de agricultura, silvicultura, energía, agua, infraestructura y servicios.

Otro hecho destacado es que los beneficios de restauración son 10 veces más altos que los costes (estimados en nueve biomas distintos) y, para regiones como Asia y África, el coste de la inacción versus la degradación del suelo es al menos tres veces más alto que el de la acción.

Fuente: IPBES.

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