¿Cómo será la riqueza en 2030?

Imagen (Green Economy Coalition). De izquierda a derecha Cameron Hepburn, director de  Smith School of Enterprise and the Environment de la Universidad de Oxford; Lauren Smart, directora general y responsable global de Financial Institutions Business de S&P Global; Michael Iza, CEO de ICAEW; Pavan Sukhdev, presidente de WWF International; y Oliver Greenfield, coordinador de GEC.

Durante décadas, las economías han medido de forma equivocada la riqueza, lo que se ha traducido en que tanto nuestras sociedades como nuestro planeta estén pagando un precio muy alto por ello. Cada vez más, tanto gobiernos como corporaciones están dándose cuenta de que la verdadera riqueza sostenible no puede ser meramente financiera, sino que debe incluir los capitales social, natural y humano, que sustentan toda actividad económica. Este nuevo enfoque que va más allá del PIB está revolucionando lo que significa que un país o una empresa sea rico y rentable. Tiene el potencial de revisar las divisiones históricas entre países ricos y pobres, o compañías rentables y no rentables, a medida que las agencias de calificación crediticia y los inversores cambian el comportamiento.

 

Con el fin de llevar este mensaje de inclusión y sostenibilidad al corazón mismo del debate el devenir económico de nuestras sociedades: el Foro Económico de Davos (Suiza), Green Economy Coalition (GEC) organizó, con el apoyo de Natural Capital Coalition, WWF FranciaGreen Growth Knowledge PlatformFinance Watch y la Fundación MAVA, una jornada paralela que contó con la participación de Cameron Hepburn, director de  Smith School of Enterprise and the Environment de la Universidad de Oxford; Lauren Smart, directora general y responsable global de Financial Institutions Business de S&P Global; Pavan Sukhdev, presidente de WWF International; Michael Izza, CEO del Instituto de Contables Públicos en Inglaterra y Gales (ICAEW); y Oliver Greenfield, coordinador de GEC, quien se encargó de moderar el debate.

 

El panel de expertos de economistas ambientales y líderes de opinión debatió de forma interactiva con la numerosa audiencia congregada en la localidad suiza sobre cómo será la riqueza en 2030.

Para 2030, la riqueza incorporará el capital natural, humano y social

Los expertos que participaron en la jornada defendieron que el futuro de la riqueza tendrá un aspecto bastante diferente en 2030, ya que el capital natural, humano y social serán integrados en los estados financieros y los presupuestos gubernamentales, a medida que las inversiones se someten a pruebas de estrés en materia de carbono y biodiversidad, y las carteras de activos de países y empresas tienen en consideración sus impactos sobre el capital natural y social. Vistos desde esta perspectiva, los Objetivos del Desarrollo Sostenible ya no son objetivos intergubernamentales abstractos, sino una hoja de ruta hacia donde se dirigen nuestras economías.

La profesión del contable transita hacia la consideración de los ASG

Michael Izza, CEO de ICAEW durante «Qué es la riqueza», sesión paralela al Foro de Davos 2019 para abordar la necesidad de reconocer que la riqueza sea entendida no solo desde el prisma financiero, sino que también tenga en cuenta el valor natural, humano y social
Michael Iza, CEO de ICAEW

Michael Izza, CEO de ICAEW, destacó que la profesión de los contables está experimentando una transición hacia aspectos ambientales, sociales y de gobierno (ASG), «cuya relevancia va en aumento para la mayoría de nuestros clientes. Las pequeñas y medianas empresas aún no están en este mismo estadio, pero comienzan a reconocer que estos temas son importantes para ellos en materia de reporte, gestión y, por último, como garantía. Porque sin estos aspectos, los contables no pueden tener una perspectiva clara sobre qué están haciendo las empresas y cómo interactúan con todo el valor que generan sus operaciones».

 

Además, añadió que desde la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO) han reconocido recientemente la importancia que tiene para los emisores la incorporación de los ASG a la hora de divulgar información para la toma de decisiones de los inversores. Además, en el comunicado emitido también destacan el crecimiento del número de organizaciones y corporaciones que están adoptando los aspectos ASG y que subrayan lo útiles que resultan para explicar mejor cómo generan riqueza y valor y les facilita la transparencia ante sus stakeholders.

 

Izza confía en que para 2030 estos asuntos sean el “business as usual”, es decir, que las empresas no serán consideradas «excepcionales» por el hecho de reportar en materia de capital natural, o si reflejan en sus balances tanto el capital social como humano. Esto será algo que todo el mundo demandará de aquellas compañías en las que invierta».

 

Por otra parte, se mostró esperanzado con la idea de que la mayoría de los gobiernos realice balances dentro de una década, porque la respuesta que dan actualmente a «la sostenibilidad y la contabilidad de la riqueza es lamentable: actualmente ningún gobierno utiliza los balances, sino que la mayoría todavía emplea un nivel de contabilidad de caja». «Parecía que la crisis de 2008 iba a suponer un punto de inflexión en este sentido, pero no fue así y aún hoy son muy pocos los gobiernos que realizan balances».

Pavan Sukhdev, presidente de WWF International, durante «Cómo será la riqueza en 2030», sesión paralela a la celebración del Foro de Davos 2019 sobre la importancia de reconocer que la riqueza no es solo financiera, sino también natural, social y humana.
Pavan Sukhdev, presidente de WWF International

Para 2030, las empresas lograrán al mismo tiempo externalidades positivas y beneficios para los accionistas❞

Pavan Sukhdev, presidente de WWF International, apuntó que «cuando echamos un vistazo a la creación de riqueza, función esencial de las empresas, la agregación de valor es una manera muy elemental de medirlo, si tenemos en cuenta en cómo son creadas las cuentas del PIB. Pero no está del todo mal, dado que para el cálculo del PIB, para medir los ingresos por la creación de la riqueza, se retiran los beneficios, se añaden salarios, rentas e intereses netos, pagos de impuestos, se resta subsidios y se realizan otros ajustes que permiten que nos hagamos una idea del valor agregado a escala global. Es muy satisfactorio escuchar que se habla de un mundo en el que los gobiernos realizan sus balances, porque de ese modo eso les forzará a tener en cuenta el valor de forma completa. ¿Pero qué sucede con las corporaciones? Considerando el Valor Añadido Bruto (GVA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, tres cuartas partes es creado por el sector privado.

 

A escala global, aproximadamente un 60 % del valor agregado se debe al sector privado. Pero lo que desafortunadamente ha sucedido a lo largo de los años, es que solo han considerado el valor financiero, han seguido el sistema contable de doble entrada, teniendo en cuenta solo los intereses de sus accionistas. Esto conduce a que se ignore el enorme impacto que producen sobre el capital humano; la gestión de la formación y la salud; y el capital social, en el sentido de interrumpir, crear o apoyar comunidades; el capital natural, que es masivo en materia de clima, agua, contaminación, biodiversidad…».

 

Hay organizaciones que han empezado a alertar a la sociedad para que empiecen a mirar a las empresas no solo como el motor del valor financiero para sus accionistas, sino también como una criatura social que impacta, crea y quizá daña el capital humano, social y natural, al tiempo que crea valor financiero para los accionistas, añadió Sukhdev. «¿Podría crearse una cuenta de pérdidas y ganancias de cuatro dimensiones?», preguntó a la audiencia. «Sí. Esta se llama cuenta de Pérdidas y Ganancias Integradas [IP&L, por su acrónimo en inglés]». «Para mí, estos son los destellos de lo que sucederá en 2030 con las corporaciones. Preveo que en 2030 muchos cambios habrán tenido lugar, lo que ayudará al surgimiento de un nuevo modo de hacer negocios: una forma en la que las empresas sean reconocidas no solo como generadoras de valor financiero para sus accionistas, sino como un hábitat de todos los valores para todas las sociedades. Una forma en la que no solo se logre impacto positivo en materia financiera y negativo en materia social, humana y natural; sino que se alcance un impacto positivo en todos los aspectos. Es decir, una forma que logre externalidades positivas y beneficios para los accionistas al mismo tiempo.

 

Este sería el tipo de motor del que estamos hablando cuando nos referimos a una nueva economía que asegure una sociedad sostenible y garantice el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible.

Prioridades, obstáculos y cómo llevar a escala la visión de la riqueza para 2030

Para incitar la reflexión y el debate, Oliver Greenfield lanzó tres preguntas a los asistentes:

1.- ¿Cuáles son la prioridades que deben ser incluidas en la visión de la riqueza en 2030?

2.- ¿Cuáles son los obstáculos más importantes para su organización a la hora de adoptar esta nueva visión de la riqueza.

3.-Con el fin de llevar a escala esta nueva visión de la riqueza, ¿quién necesita hacer qué? 

 

Para los participantes, las respuestas a la primera pregunta recogidas en una nube de palabras fueron, entre otras: naturaleza, natural capital, biodiversidad, educación, salud, equidad, largo plazo, planeta, gente, felicidad, amor…

 

Ante estas respuestas, Cameron Hepburn, director de  Smith School of Enterprise and the Environment (SSEE, Universidad de Oxford), subrayó la importancia de que los presentes destacaran la felicidad como uno de los aspectos prioritarios en la nueva visión de la riqueza. Por su parte, Pavan S. también remarcó que si hablamos del bienestar, aspecto que persiguen todas las formas de capital a escala individual y social, al apuntar a la felicidad entre las prioridades, lo que se está pidiendo es que dejemos de medir el bienestar humano sin incluir la felicidad como parámetro. A esto hay que añadir también dos elementos también destacados como la naturaleza y la educación, aspectos sin los que es imposible medir la riqueza.

 

Lauren Smart, directora general y responsable global de Financial Institutions Business de S&P, incidió en «la educación es uno de los mayores retos que tenemos, un aspecto crítico, si queremos cambiar los mercados financieros». Según la experta, hay una creencia dominante en el 99,99 % de los mercados financieros que defiende que la integración de cualquiera de los aspectos mencionados, ASG o la sostenibilidad en el análisis financiero implica en cierto modo el sacrificio de los retornos, lo que iría en contra de la responsabilidad fiduciaria y podría implicar que las finanzas sostenibles sean vistas más como un nicho, en lugar de una tendencia dominante. «Sin embargo, si entendemos estos aspectos como parte de la construcción de los negocios e inversiones exitosas, y miramos a la sostenibilidad a través del prisma de los flujos de caja sostenibles a largo plazo, no existe oposición entre las finanzas sostenibles y los deberes fiduciarios. La educación tiene un enorme papel en este sentido a la hora de aclarar a los mercados financieros que no tienen que sacrificar retornos».

Hay una creencia dominante en los mercados financieros de que la integración de los aspectos ASG y la sostenibilidad en el análisis financiero implica en cierto modo el sacrificio del retorno. Esto no es así: no existe oposición entre finanzas sostenibles y deberes fiduciarios❞

Lauren Smart, directora general y responsable global de Financial Institutions Business de S&P, durante su intervención en "What is Wealth?", sesión paralela al Foro de Davos 2019 sobre la importancia de reconocer que para medir la riqueza no solo se han de tener en cuenta el capital financiero, sino también el capital natural, social y humano.
Lauren Smart, directora general y responsable global de Financial Institutions Business de S&P de Trucost

Para Michael Izza, la nube de palabras generada con las respuestas de los asistentes recoge numerosos aspectos complicados, «pero no debemos olvidar completamente las medidas financieras y el hecho de que con un poco de cerebro y tiempo se puede experimentar con cualquiera de las áreas resaltadas en las respuestas y encontrar una manera de contabilizarlas y ponerlas un valor: Hasta hoy, esta es un área remotamente explotada, porque es difícil e imprecisa, y si queremos que las corporaciones apuesten por ella, se pondrán muy nerviosas por los deberes fiduciarios mencionados. Pero si logramos crear un espacio seguro para poder experimentar, se podría poner valor a la mayoría de los aspectos recogidos en las respuestas y establecer rankings, cuyas posiciones cambiarán a lo largo de las generaciones».

Obstáculos

En cuanto a la segunda pregunta sobre los obstáculos más importantes para las organizaciones a la hora de adoptar la nueva visión de la riqueza, las respuestas más destacadas fueron: gobernanza, avaricia, que la gente quiere beneficios, cortoplacismo, desconexión, tiempo, ignorancia…

 

Pavan recordó que el diccionario de Oxford define la riqueza como «la abundancia de posesiones valiosas o dinero», e incidió en que, actualmente, nuestra definición de valor es muy corta de miras porque lo entendemos solo como los bienes privados que pertenecen a los accionistas y la empresa. Por este motivo, medimos mal los impactos, dado que solo los medimos en nuestra empresa y nada más, cuando en realidad impactamos en muchos otros aspectos».

 

Izza añadiría a las respuestas recabadas a la segunda pregunta dos elementos más: visión y liderazgo, porque muchas de las cosas que aparecieron entre las respuestas a la primera pregunta podrían lograrse si el Consejo de Administración cuenta con una dirección y propósitos claros. 

Escalabilidad

Por último, las contestaciones a la tercera pregunta: «Con el fin de llevar a escala esta nueva visión de la riqueza, ¿quién necesita hacer qué?», fueron, entre otras: revolución, visión, regulación, buena integración de la gestión en los consejos de administración, que los gobiernos creen balances, educación, nuevas métricas y análisis, limitar la cantidad de dividendos del sector privado, la contabilidad y el reporte en capital natural debe ser obligatorio, los reguladores tienen que implementar cuentas integradas con una línea de amortización triple, presión pública a los gobiernos para que regulen, todos tenemos que cambiar de hábitos, dejar de sobreconsumir, colaboración a escala…

Para Cameron, los gobiernos tienen que incluir todos estos aspectos en su agenda, y para que esto suceda, tienen que ser considerados como una tendencia dominante. Es decir, hay que llevar el debate sobre la riqueza a los parlamentos e instituciones gubernamentales, lo que solo se logrará si hay un movimiento ciudadano fuerte demandándolo. Además, si las empresas progresan en el ámbito de la contabilidad de la riqueza teniendo en cuenta estos elementos, es muy probable que los gobiernos las sigan.

Cameron Hepburn, director de Smith School of Enterprise and the Environment de la Universidad de Oxford, durante su intervención en "What is Wealth?", sesión paralela al Foro de Davos 2019 sobre la importancia de reconocer que para medir la riqueza no solo se han de tener en cuenta el capital financiero, sino también el capital natural, social y humano.
Cameron Hepburn, director de SSEE, Universidad de Oxford

Si las empresas progresan en el cálculo de la riqueza teniendo en cuenta el capital natural, social y humano, los gobiernos las seguirán❞

Lauren añadió también que para lograr un cambio significativo en los mercados financieros, además de lo mencionado por Cameron, hay que tener en cuenta algunos aspectos de comportamiento.

Entre ellos, que no es necesario sacrificar cosas positivas para lograr otras, y tenemos que asegurarnos de tener suficientes tipos de productos en los que invertir para que no exista tensión entre responsabilidad y rentabilidad. «Tenemos que asegurar que los inversores pueden invertir no solo en un producto que es muy de nicho, sino que debe haber un amplio rango de fondos, con distintas clases de activos y características de rendimiento que faciliten la asignación de beneficios. La buena noticia es durante un tiempo se ha creado un amplio abanico de nuevos productos muy interesantes, los bonos verdes son un buen ejemplo de ello», añadió Smart.

 

Michael Izza defendió que esta conversación la debemos tener en el congreso, no solo en este auditorio «que ya está convertido»; porque es allí donde están los capacitados para tomar esas decisiones valientes de las que hablamos y persuadir a los consejos de administración de hacer las cosas de forma diferente. «¿Quién va a ser responsable a escala global de la naturaleza, la biodiversidad, el clima?», preguntó izza. En el mundo financiero, las responsabilidades son del Consejo de Estabilidad Financiera, responsable de los bancos y aseguradoras más importantes del planeta. «Necesitamos un equivalente en el resto de áreas destacadas porque de otro modo nadie lo va a comprar», advirtió.

 

Para terminar, Sukhdev se mostró de acuerdo con la reflexión de Izza: «Todo este debate debe llevarse al congreso». «Si estas tendencias sobre la contabilidad del capital natural y la contabilidad integrada se regulan de manera ordenada y avanzan, si los aseguradores y organismos contables las acogen y piensan que merece la pena tener unas normas de desempeño como una iniciativa corporativa, y si las aseguradoras y organismos de contabilidad se comprometen a aportar garantía frente a las normas, tendremos una solución viable y seremos capaces de abordar los numerosos obstáculos de los que hemos hablado».

 

Fuente: Green Economy Coalition.

Play Video
No Comments

Post A Comment